Sentimientos

Si usted, estimado lector, formó parte de este Movimiento alguna vez, lo llevará siempre en su corazón…porque “una vez Scout, para siempre Scout”.

Guardo en mi mente los recuerdos más gratos que he vivido junto a mis hermanos del escultismo: aquí he reído. Llorado, compartido, discutido, cantado, jugado… y lo he hecho durante tanto tiempo que olvidarme de él un solo día me sería imposible. Aquí en mi “Tierra Feliz”, conocí amigos y amigas de los más diversos rincones del país y del mundo. Es más, si en este momento me encontrara con una persona vestida con su uniforme del Movimiento, sé que ahí nacería una amistad, pues es un scout, amigo en cada ser, un hermano Scout.

Baden Powell decía que “Dios nos ha puesto en este mundo maravilloso para gozar de la vida, la felicidad la encuentra el que sirve a Dios en su prójimo”. Esa felicidad la vio Lady Olave dibujada en el rostro de su esposo al morir, quien murió feliz de servir a los demás.

En lo personal, creo firmemente que sirviendo a mis semejantes yo voy buscando esa felicidad cada día y la recompensa es la satisfacción que siento al saber que lo estoy haciendo bien. Si usted también lo hace, con toda seguridad encontrará su felicidad. No le digo que nunca me he desmotivado por alguna buena razón, pero del mismo escultismo retomé fuerzas al leer lo que nuestro fundador dijo: “No debe esperarse que la vida sea un lecho de rosas, por que de ser así no valdría la pena vivirla”.

Cuando realicé mi Curso Avanzado en 1993, una instructora nos pidió que imagináramos nuestro propio funeral y que viéramos a nuestros muchachos, ya adultos, asomarse al ataúd donde supuestamente estaríamos, y que escucháramos las palabras que decían al referirse a aquel que algún día fue su dirigente. Hoy Gabriela, puedo decirte que mi funeral marcha bien, me esmero porque así sea.

Usted, que lee, ¿Cómo marcha su funeral?, ¿Qué dicen sus muchachos y muchachas, sus amigos y compañeros?, ¿ y qué dicen de usted sus hijos y su esposa? Espero que todo marche bien; si no, aun tiene tiempo de rectificar y hacer algo positivo por los demás. El escultismo un día me dio ese algo, y hoy como dirigente yo se lo doy a mis muchachos, a mi familia, a mis amigos,…en fin, a mi prójimo. Lo importante es no esperar recompensa material sino saber que todo lo actuado lo haces por amor. Si el escultismo da para todo, lo importante es saber aprovecharlo.

Por mi parte, no sé cuánto tiempo más estaré ayudando a los miembros de mi sección en su formación para el mañana, y tampoco sé cuánto tiempo seré docente de educación especial. Lo que sí sé con toda seguridad es que mientras viva estaré listo para servir, haciendo siempre lo mejor, ya sea desde adentro o afuera de este Movimiento guía y scout que tanto me ha dado. Hoy a mis….años, puedo afirmar que esto es así.

Juan Manuel Mora Mata.

Publicado en la revista Fogata 1994.