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Desarrollo evolutivo de los chicos y chicas de Tropa.



Asombrado ante la amplitud de la naturaleza humana e interesado en el hombre completo, el Movimiento de Guías y Scouts  se propone la difícil tarea de contribuir al desarrollo equilibrado de las diversas dimensiones de la personalidad de los jóvenes, suscitando, formando y dando oportunidades de pleno despliegue a la variedad de expresiones de la persona.Para lograr ese propósito, la progresión educativa scout establece áreas de crecimiento que consideran esa pluralidad y la ordenan en base a la estructura de la personalidad. Como esta estructura ha sido objeto de múltiples teorías e interpretaciones, la proposición del Movimiento opta por una distinción que proviene fundamentalmente de su experiencia y que conjuga en seis áreas de crecimiento tanto los conceptos generalmente aceptados sobre la naturaleza humana comolos énfasis propios de su proyecto educativo.Dada la evidencia física de la persona y la importancia ineludible de su identidad corporal, una primera área se preocupa del desarrollo de la parte de responsabilidad que a cada uno le corresponde en el crecimiento y funcionamiento de su propio cuerpo.Reconociendo al hombre como un ser inteligente que puede lograr por sí mismo su realización personal, se propone a continuación el desarrollo de la capacidad de pensar, innovar y utilizar la información de manera original y relevante.Destacando que el hombre se diferencia de todos los otros seres creados por su capacidad de distinguir entre el bien y el mal, entra luego a desarrollar la disposición permanente de la voluntadpara organizar las fuerzas e impulsos de la persona de acuerdo a un principio regulador de naturaleza ética.Confirmando la resonancia que los afectos tienen en la historia interna de las personas, una cuarta área se preocupa de que los jóvenes obtengan y mantengan un estado interior de libertad, equilibrio y madurez emocional, integrando la vida afectiva al comportamiento.Como no es posible comprender al ser humano sino en relación con los demás, otra área atiende al desarrollo de la dimensión social de la personalidad, con énfasis en el aprendizaje y práctica de la solidaridad.Y como tampoco es posible arrancar de la vida humana su vocación hacia lo trascendente, la sexta área de crecimiento desarrolla en los jóvenes la aspiración a establecer vínculos personales con Dios, la capacidad de asumir la fe e integrarla a la vida y la disposición a respetar las distintas opciones.
De esta forma, las áreas de crecimiento conforman una armonía integradora que comprende el desarrollo del cuerpo, la estimulación de la creatividad, la formación del carácter, la orientación de los afectos, el sentido de los otros y el encuentro con Dios.La salud, la realización personal, la identidad, la madurez, la integración social y la propia felicidad, dependen de un desarrollo armónico de todos esos aspectos.PREADOLESCENCIA
 2.1 Entenderemos por pre adolescencia el período que media entre la niñez y la juventud. Al definirla como un período intermedio entre dos edades tan importantes para el hombre, queremos connotar el carácter de transición que tiene.
En términos cronológicos no es fácil ponerle límites, porque éstos se superponen con el término de la infancia y con el inicio de la adolescencia respectivamente. Sin embargo, creemos que podemos situarla entre los once y catorce años aproximadamente (1a. fase 11 - 12 años y la 2a. fase 13 y 14 años).
Es necesario tener presente, al arriesgarse a poner estos límites, que desde la última fase del período anterior (infancia intermedia), las mujeres presentan cierta aceleración en el desarrollo, lo que las deja en ventaja frente a los hombres de la misma edad, en al menos un año.
Descriptivamente la pre adolescencia es la edad de la pre pubertad y pubertad. Por esto sus características fundamentales son el desequilibrio y quiebre de la armonía lograda anteriormente - el gran desarrollo físico, que va más allá del mero crecimiento, pues se expresa en reales cambios de orden cualitivo - y especialmente la maduración física de los órganos sexuales y del aparato reproductor.
Psicológicamente es un momento de desestructuración, de ambivalencias, de dudas y de soledades, pero también de mayor capacidad de análisis y pensamiento, de sensaciones, emociones y experiencias nuevas, tanto en el plano de los afectos como en el de las relaciones con el otro sexo y sus amigos.
2.2 Área de desarrollo corporalEn los inicios del período (pre pubertad) saltan a la vista las variaciones que experimenta el aspecto corporal y los cambios en la configuración física del muchacho. Se rompe el equilibrio que se había alcanzado en la infancia intermedia y se entra en un ímpetu de crecimiento.
La aceleración de crecimiento se inicia en las mujeres, alrededor de los 11 años, y en los hombres en las cercanías de los 13 años. El mayor ritmo de crecimiento se logra, en las mujeres en las cercanías de los 12 años, y en los hombres alrededor de los 14 años.
El crecimiento es, principalmente, en estatura, y en menor grado en el peso.
El crecimiento en estatura es disarmónico, siendo muy reducido en el tórax y pulmones, y muy significativo en las extremidades. Se produce así, el niño tipo zancudo.
La disarmonía en la configuración corporal va unida a la disarmonía motora. Lo extremadamente largo de las extremidades en relación al resto del cuerpo, hace que sus movimientos sean torpes y rígidos y que las habilidades manuales se resientan.
Los cambios enumerados en la configuración corporal, van acompañados por la aparición incipiente de los caracteres sexuales. En las muchachas, los primeros signos de maduración sexual aparecen cerca de los 11 años y en los muchachos un poco después.
La primera menstruación (menarquía) en la mujer y la primera polución en el hombre, se consideran como inicio de la segunda fase de este período, llamada pubertad. (La edad en que se producen estos fenómenos es muy variable, pero se acostumbra a considerarla en las cercanía de los 12 años, en la mujer, y de los 13 en el caso de los varones).
En la pubertad, el crecimiento corporal continúa, pero empieza a acelerarse el abdominal y a moderarse el de las extremidades. El brusco crecimiento del tronco va acompañado del aumento de tamaño del corazón y de los pulmones. Por otra parte, las formas masculinas y femeninas se van acentuando.
En este período podemos apreciar una gradual madurez psico-espiritual, gracias al descubrimiento del mundo psíquico interior y del mundo de los valores e ideales. Es una etapa de búsqueda de valores, los que ayudan al niño a dar más sentido a su vida.
El preadolescente va adquiriendo cada vez más distancia respecto del pensamiento de los adultos; este pensamiento de los mayores no le es suficiente, o por lo menos, no le queda tan claro como antes. Aunque es preciso insistir en que hay un cambio en las dos fases que conforman este período: en la pre pubertad, el niño o niña acepta lo que se dice e impone; pero en la pubertad, la situación cambia, ya no acepta tan fácilmente lo que se le dice, es él o ella quien debe resolver por sí mismo.
En esta edad se van definiendo con nitidez los intereses; el preadolescente comienza a tomar conciencia del futuro, de lo que podría hacer.
Esto coincide con la vuelta hacia adentro, un mirar con detención su yo.
Otro aspecto presente en esta etapa es la ampliación del espacio de su vida, con todo lo que ello significa: lugares, amigos, personas. Su espíritu está inquieto y en constante crecimiento.
También hay que señalar una búsqueda de lo religioso y lo misterioso. Ya se sabe que las sectas, sabedoras de estas inquietudes, lanzan sus redes hacia estos preadolescentes, a los cuales captan a veces con rapidez. Los jovencitos se dejan seducir con frecuencia y forman parte de muchos adeptos que adhieren a doctrinas y modos de vida atrayentes. Pero, en general hay que señalar que en la pre pubertad, los preadolescentes van a la iglesia o siguen la religión de sus mayores, situación que no es la misma al término de la pubertad, pues el joven y la niña se cuestionan y preguntan si es obligación.
En la pubertad, el preadolescente comienza a cuestionarse acerca de su relación con la religión; él o ella eligen su espacio religioso, lo hace por sí mismo y piensa en un Dios centrado en él o ella.
En esta etapa de su vida, también el joven se explica muchas más cosas. Se las explica por él mismo o por explicaciones de los adultos o de lecturas, conversaciones o informaciones que se procura con interés.
Los notorios cambios físicos que se producen en los preadolescentes y que traen como consecuencia una disarmonía, producen una desintegración en la conducta, que fluctúa entre momentos de agitación y otros de quietud.
El muchacho de esta edad tenderá a expresarse, en el caso de los varones, en una rebeldía y brusquedad, y en las mujeres, en "inconstancia y pasividad".
A los finales de este período, la desintegración conductual tiende a disminuir, en el caso de la mujer, con la aparición de la primera menstruación, y en los hombres, alrededor de los 15 y 16 años.
Muchas de las características de la infancia intermedia siguen, de algún modo, presentes en esta etapa, si bien con modificaciones. Por ejemplo lo que sucede con la autoridad: ahora son menos dependientes y van logrando cada vez más autonomía. También ocurre que los preadolescentes experimentan un progresivo mirarse para adentro; aquí el desarrollo posterior del pensar se efectúa en relación con la introversión, con el descubrimiento del yo psíquico y con los intereses personales.
Se desarrolla a la vez la crítica y comprensión de sí mismos, así como la de los demás.
Todo esto los hace algo autónomos y si bien tienden a rechazar la autoridad vertical e impuesta, no es menos cierto que aceptan una más dialogal y democrática. Los límites son necesarios desde todo punto de vista. Su desenvolvimiento los lleva a mantener sus propias opiniones. Todo eso asociado a una rebeldía natural, pero inestable y con evidentes deseos de probar su fuerza frente a otros.
Aún en sus mismas manifestaciones, el preadolescente demuestra inestabilidad, lo que es algo muy propio de estos años de pre pubertad y luego, de la pubertad misma. En realidad, aún no tiene este jovencito una forma de ser; hay en su actuación una mezcla de actitudes infantiles y otras típicas de adolescente, lo que le hace confundirse con frecuencia y confundir el medio que le rodea. Por cierto que todo lo anterior supeditado a lo físico, a lo que constituye el fuerte de esta etapa.
 A estas alturas, los intereses se van perfilando con más claridad, pese a que el preadolescente hace esfuerzo por armar un mundo que de alguna forma se le fue desarmando, ese mundo de antes, de su primera infancia, algo unitario y más coherente; por eso su preocupación es cómo enfrentar al mundo, porque éste se le representa como algo muy grande y cada vez más complicado.
Es un momento de cambios y transformaciones cualitativas importantes. El equilibrio y armonía alcanzados en la infancia intermedia se pierden. Se produce una desestructuración en lo psicológico, que se expresa en comportamientos lábiles (inestables), impulsivos y algunas veces superficiales.
Es la pre adolescencia el período de la maduración sexual, es decir, cuando los órganos alcanzan la capacidad de reproducción. En lo psicológico es el momento en que el joven se vuelve hacia adentro, comenzando un proceso de descubrimiento y conocimiento de sí mismo.
A los jóvenes preadolescentes les preocupa especialmente su imagen corporal, lo que se complica por la desarmonía que se produce con el nuevo estirón del crecimiento. El no estar contentos con su cuerpo les produce inseguridad y angustia. Son conscientes de sus cambios, pero no saben en qué terminarán éstos al final.
Desde el punto de vista de sus expresiones emocionales, en algunos casos se presentan estallidos temperamentales, que no siempre entienden ellos ni los adultos que los rodean.
Cambian rápidamente de intereses llegando, en algunas situaciones, a no presentar interés por nada. Bajan notoriamente el ritmo de actividad y aumentan los momentos de apatía. Sin embargo, durante la primera fase es posible observar cierta hiperactividad sustentada por la necesidad de vivir experiencias nuevas, actividad que parece no estar dirigida específicamente a nada.
El grupo de amigos también se desestructura, para convertirse en "el par de amigos o amigas profundas" con quienes se puede compartir y confrontar secretos y dudas.
Es posible encontrar actitudes de oposición y negativismo, especialmente frente a las normas, valores, costumbres y tradiciones sustentadas por los adultos y específicamente por los padres. Sin embargo, al mismo tiempo necesitan y piden que se les ponga los límites que no son capaces de ponerse ellos mismos.
Los enamoramientos rápidos, comunes en esta etapa, son menos sexuados que en las etapas posteriores; dependiendo esta conducta en forma importante de variables tales como nivel socioeconómico, grupo de referencia, etc.
La inestabilidad psicológica del período produce en muchas oportunidades sentimientos de infelicidad y soledad, como también comportamientos de timidez y rebeldía. Esta situación hace necesario que los adultos que estén a su alrededor los acojan con cariño y comprensión.
En relación al medio, necesitan los preadolescentes y todos los jóvenes, espacios de privacidad que no pueden ser sobrepasados livianamente. Frente al mundo que se les presenta como hostil, suelen construir espacios de ensoñaciones, que los ayudan en su necesidad de ajuste social, siempre y cuando no les hagan perder el contacto con la realidad.
En la práctica presentan, al igual que en las otras áreas, comportamientos contradictorios.
Pueden pasar fácilmente de la risa al llanto, o mostrarse como niños chicos, al tiempo que son capaces de enfrentar otras situaciones como adultos. Ellos mismos no se entienden y no es fácil entenderlos ni darles en el gusto.
 A veces se muestran hipersensibles frente al más mínimo estímulo. Al mismo tiempo tienen momentos en los que se presentan encantadores y buscan y logran encontrar espacio entre los adultos.
Pueden pasar horas preocupados de sí mismos y de sus intereses: su música, sus escritos, pensamientos y diarios de vida, las conversaciones con los amigos (pocas, pero profundas).
El espejo es un elemento importante que los ayuda a lograr una justa apreciación de su imagen corporal. Tienen mucho miedo a mostrarse como son, ya sea física o psicológicamente, pues ellos mismos no se conocen y temen la respuesta o expectativas de los adultos.
El preadolescente se mueve entre un pensamiento propio de la niñez, de operaciones concretas razonamientos sobre objetos manipulables) y un pensamiento adulto, que se caracteriza por un mayor nivel de abstracción. Aun cuando el nivel abstracto no está totalmente logrado, el preadolescente ya es capaz de hacer "reflexiones" distanciadas de los objetos concretos. Es el momento en que se inicia la capacidad de hacer combinaciones y manejarse con proporciones. Alcanza un razonamiento deductivo elemental sin lograr todavía el total de las operaciones posibles con el pensamiento abstracto. Al final del período aparece el inicio de la capacidad para hacer "teoría". Está ingresando al mundo de las ideas y sus relaciones. Al mismo tiempo completa el uso de las operaciones ya logradas. Por ejemplo, la ordenación lograda con anterioridad ya no  sólo es la suma de elementos relacionados, sino que le sirve para ordenar sistemáticamente las cosas. Comienza a comprender mejor las relaciones geométricas y los problemas relacionados con proporciones. Puede por lo tanto solucionar situaciones cada vez más complejas de su medio ambiente.
Las nuevas capacidades adquiridas le permiten, además, comprender la relatividad de las situaciones de la vida diaria. Comienza a tener un nuevo enfoque del medio físico y social que lo rodea.
No le interesan ya los hechos empíricos superficiales, pues puede estructurar posibles explicaciones más profundas sobre sus causas.
Es capaz de centrar su interés tanto en globalidades como en los más mínimos detalles y comienza a conocer y utilizar el dominio de lo posible. En la práctica es una mezcla entre  niño y joven. Tiene preocupaciones y comportamientos contradictorios; puede jugar como niño chico y reflexionar o reaccionar frente a determinadas situaciones como un adulto.
Amplía el ámbito de sus intereses y, como es capaz y necesita probarse, a veces logra creaciones o inventos importantes. Necesita que confíen en su capacidad y se lo demuestren.
 Presenta especial interés por construir y crear, y en aquellas áreas de su interés se compromete y se juega por entero.
 En lo artístico no siempre es capaz de crear sus propias obras, pero sí de interpretar las de otros. Crea lo propio cuando quiere dar cuenta de sus problemas, los que expresa con precisión y agudeza (problemas familiares, etc.).
Lo característico de este período es el empezar. El preadolescente ya no se siente un niño y tampoco se siente un adulto. Empieza a buscar las peculiaridades propias de un adulto, pero sin serlo, conservando muchas de las características de la niñez.
El preadolescente empieza a volcarse hacia adentro buscando su identidad y su autonomía. Ello lo lleva a querer tener sus propias opiniones y empieza a querer pensar por sí mismo.
Frente al mundo de los adultos, empieza a buscar discriminar entre lo que éste tiene de admirable y de rechazable. Busca discriminar a los adultos por sus virtudes y defectos, y así es que llega a encontrar sus propios modelos o ídolos, sean éstos personajes de la historia o personas vivas. Los modelos que más influyen en la vida de los muchachos serán aquellos más cercanos, un amigo o un joven mayor que él.
En relación al marco familiar, el preadolescente busca liberarse de él construyendo un mundo independiente del de sus padres. El grupo de sus camaradas se torna más importante y abarca gran parte de su tiempo. Es la edad de la "patota", integrada por camaradas elegidos o seleccionados y numéricamente reducida. El muchacho se integra a su "patota" y teme ser distinto al grupo de sus camaradas. Se identifica con sus pares y de allí es que busque vestirse igual que ellos e incluso hablar un "idioma" propio de un preadolescente.


Aun cuando se ha definido la pre adolescencia como un período de transición en el desarrollo, se pueden distinguir en ella dos fases, en función de los énfasis con que se presentan algunas de sus características en el tiempo. Como primera fase hemos considerado el momento que tradicionalmente se conoce como pre pubertad, ubicándola cronológicamente entre los once y doce años. La segunda fase la relacionamos con la pubertad, por lo que correspondería a los trece y catorce años aproximadamente.
Los énfasis destacados en cada área son los siguientes:
En el primer momento, se aprecia un crecimiento físico acelerado, con alargamiento de los miembros, que rompe de golpe la armonía lograda anteriormente. Se aprecia también una preparación de todo el organismo hacia una definición y maduración sexual (de mayor notoriedad en las niñas). La segunda fase se caracteriza por el logro de la maduración física de los órganos reproductores, que se expresa en la menarquía o primera menstruación y en el aparecimiento de los caracteres sexuales secundarios (vellos, cambio de la voz, etc.).
En la primera fase, la relación con Dios es con un Dios algo concreto todavía, que señala límites y marca lo bueno y lo malo. Las prácticas religiosas no son especialmente cuestionadas.
En la segunda fase, en cambio, la relación con Dios es más personal y a partir de cada uno. Se comienza a cuestionar postulados y principios. Hay inquietud por lo religioso y misterioso, y se empieza a cuestionar las expresiones de la religión y sus prácticas.
 Es donde mejor se expresa la transición del período. En la primera fase, por ejemplo, se presentan expresiones de gran ambivalencia. Es el momento en que se entremezclan, con mucha facilidad, las características del niño y del joven, sin definirse por ninguno de los dos.
Se aprecia un gradual desarrollo de la conciencia moral, lo que les permite comenzar a entender ciertos valores como la justicia y la verdad.
En relación con la autoridad, se amplía el campo de autonomías, pero manteniendo básicamente la dependencia de la niñez. En la segunda fase, en cambio, los jóvenes comienzan a definir su modo de ser, a rechazar lo que les parece como impuesto, a rebelarse contra la autoridad y las normas y a ganar espacios de independencia.
Desarrollan también mayor sentido social.
En la primera fase todavía tienen algunos rasgos de espontaneidad infantil, que en el segundo momento se pierden. Comienzan en la primera a reencontrarse con el otro sexo y en la segunda, esto pasa a ser una verdadera preocupación.
Los cambios físicos que en la primera fase producen inquietud, en la segunda se confunden y conmocionan profundamente; los sentimientos y emociones contradictorios los envuelven e insegurizan.
Los énfasis son menos notorios, pues desde el punto de vista del conocimiento, hay un paso gradual desde el pensar en relación a objetos hacia el pensar en abstracto. Así podemos decir que en el primer momento, si bien ya tienen un pensamiento más abstracto, todavía no están totalmente separados de los objetos y piensan aún en relación a ellos. En la segunda fase se distancian de las cosas para comenzar a "reflexionar" y a pensar sobre el pensamiento.
En el primer momento también, sus intereses apuntan más a crear objetos que eventualmente puedan solucionar problemas de la vida real; en la segunda fase, en cambio, comienzan a moverse en el terreno de las ideas. Un avance en este momento es descubrir la relatividad de las cosas, hechos y situaciones.
 Hay una clara diferenciación de imágenes; se puede hablar del niño de la primera fase y del joven de la segunda.
 Frente a los padres, durante la primera fase hay todavía dependencia y acatamiento a la autoridad; en el momento siguiente, en cambio, el joven abre espacios de independencia.
Se moviliza solo, conoce y maneja sus espacios como distintos y distantes de sus padres.
Con relación a sus pares, en la primera fase estrecha y profundiza su círculo de amigos, mientras que en la segunda, selecciona además uno o dos amigos íntimos y profundos.
Objetivos Educativos del Movimiento Scout. / Organización Mundial del Movimiento ScoutOficina Scout Interamericana/Comité Scout Interamericano Comisión de Programa EducativoGUIAS Y SCOUTS DE CHILE DESARROLLO EVOLUTIVO DE NIÑOS Y JOVENES ENTRE 7 Y 20 AÑOSRosario Correa Psicólogo/Oscar Pizarro Profesor de Historia y Geografía/Luis Morales Profesor de Educación General BásicaManual para dirigentes de tropa/ Guías y Scouts de costa Rica

Bibliografía:

2.3 Área de desarrollo de la espiritualidad 
 2.4 Área del desarrollo del carácter 
2.5 Área de desarrollo de la afectividad 
2.6 Área de desarrollo de la creatividad 
2.7 Área de desarrollo de la sociabilidad
2.8 Fases y énfasis en la pre adolescencia
 A. Área de desarrollo corporal 
 B. Área de desarrollo espiritual 
C. Área de desarrollo del carácter
 D. Área de desarrollo de la afectividad 
E. Área de desarrollo de la creatividad 
F. Área de desarrollo de la sociabilidad

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